Al estar en Granada, su profesor de teología fundamental, Joaquín Torres Asensio, canónico de la catedral, percibiendo sus cualidades humanas y espirituales, se convirtió en su sombra durante un cuarto de siglo. Persona de fuerte carácter y decisión, muy influyente y con recursos, rige la vida de José María en todos los aspectos. Este vivía con discreción y prudencia las diferencias que tenía con el prelado granadino por divergencias de opinión, trasladándose a Madrid en 1886 como fiel compañero suyo. Joaquin había ganado un canonato allí. Entonces el Santo entró al seminario en la capital.
Fue ordenado sacerdote en 1887. Los destinos que siguieron, como vicario en Chinchón, donde fue capellán de las Clarisas dos años, párroco en Estremera, y finalmente, su traslado a Madrid, todo fue dirigido por el padre Joaquim. Su "mentor" lo coloca como profesor de latín, de filosofía y teología pastoral. A pesar de no sentirse de manera alguna inclinada al magisterio, obedeció. En todo le era obediente, aunque a veces no estaba de acuerdo con sus planes. La obediencia de José María, que jamás le costó, fue guiado por el lema: "hacer lo que Dios quiere y quiere lo que Dios hace."
La actividad de docente lo llevó al agotamiento. Y su mentor no ahorró esfuerzos para que se recompone. La alojado en su casa, en Segovia, y no mejora, viajó con él Cerdedilla, Mondariz, spa Gándara, Troncoso, de vuelta en Portugal y Lourdes. Después de su recuperación, lo colocó como notario en la arquidiócesis y capellán de las Bernardas. Quince años de serbio en estas misiones. En la ocasión, formaba en las verdades de la fe a los pobres, a los enfermos y se dedicaba a la confesión de la cual fue auténtico maestro.
Peregrinaron a Tierra Santa en 1904, pasaron por Roma y conocieron personalmente a San Pío X. En su corazón guardaba celosamente el sentimiento de ser jesuíta. Su padre no veía con buenos ojos ese deseo. Tampoco Joaquín, que intervino evitando que el superior de la Compañía lo acogiera en Granada, mientras vivieron allí. Temía perder a una persona que creía vital para él por sus dotes naturales y virtud. Así que el padre Joaquín murió, en 1906, José María ingresó al noviciado de los jesuitas en Granada. Notificó a su familia la decisión y cedió la sustanciosa herencia que le dejó el canónico al seminario de Teruel, ciudad de la que fue oriundo.
Pasó por Sevilla en 1909, coincidiendo con Francisco de Paula Tarín y Tiburcio Arnaiz, y desempeñó diversas misiones, entre las cuales, la confesión y la asistencia a los enfermos. Todas las noches Padre Rúbio oraba ante el Santísimo Sacramento junto a integrantes de la Adoración Nocturna.
Estaba en Manresa cuando su antiguo maestro de novicios, José María Valera, que era el provincial y conocía su grandeza, lo llamó a Madrid. Allí su fama de confesor se estableció. Los penitentes veían en sus simples y claras palabras, desprovistas de afectación, la voz de un hombre de Dios que no hacía concesiones a un bien menor y que no titubeaba en exigir de todos la radicalidad evangélica. En ese apostolado tomaba todo el tiempo que fuera preciso. Anima a los penitentes a realizar ejercicios espirituales, a saborear las bendiciones de la oración, a realizar un examen de conciencia y asumir las contingencias del día a día por amor a Dios. La intensidad de su apostolado se dividía en diversas vías: confesiones, misiones populares, predicaciones, catequesis ... Los populosos barrios de Cuatro Caminos, Puente de Vallecas, la Ventilla, Entrevista, el Matadero, en particular los jóvenes y los niños se habían ido familiarizado con su presencia y acción caritativa. Puso en marcha escuelas dominicales en Mesón de Paredes, y los "recolectores" comenzaron a sentirse cercanos a Cristo.
Sus superiores constataron sus dotes organizativas y le confiaron la Guardia de Honor del Sagrado Corazón en el transcurso del Congreso Eucarístico Internacional realizado en Madrid en 1911. Consciente de lo que significa que haya sacrarios abandonados, impulsó el movimiento de las Marías de los Sagrarios, su fundador, y participó en la institución de las Damas Apostólicas del Sagrado Corazón.
En 1917 atravesó una crisis de escrúpulos que le causó mucho sufrimiento. En las humillaciones y malos entendidos, dijo: "No sé cómo Dios me ve. Creo que mal. Rezad por mí. Camino lleno de confusión al ver el estado de mi alma. Mis amigos, consigan que Jesús tenga misericordia de mí.
Siempre decía que quería morir en un primer viernes de mes. Y Dios le concedió la gracia. Muy cansado, sintiéndose mal, fue recogido al convento del noviciado para reposar. Diagnosticaron una "angina en el pecho" y falleció serenamente el día 02 de mayo de 1929.
Por su acción apostólica incomparable fue llamado "padre de los pobres", y, tras su fallecimiento, el "apóstol de Madrid". San Juan Pablo II lo beatificó el 6 de octubre de 1985 y lo canonizó el 4 de mayo de 2003.
Frecuentó la escuela de la parroquia natal y manifestaba el gusto de leer las vidas de los santos. Un tío, canónigo, lo mandó a estudiar en un Instituto de Bachillerato, pero descubriendo en él signos de vocación sacerdotal, lo envió al Seminario diocesano de Almería. En el Seminario de San Cecílio de Granada había de terminar los estudios de filosofía, teología y derecho canónico. Fue ordenado en el Seminario diocesano de la Inmaculada Concepción y de San Dámaso de Madrid el 24 de septiembre de 1887 y fue incardinado en esta diócesis. En la Capilla de la Virgen del Buen Consejo, en la Catedral de Santo Isidro, celebró su primera Misa el 8 de octubre siguiente. En Toledo, obtuvo la Licenciatura en Teología, en 1888, y Derecho Canónico, en 1897. Por la mañana entraba en la iglesia para rezar, se dedicaba a la catequesis de los niños ya todos impresionaba por su austeridad, pobreza y caridad hacia los pobres .
Mientras desarrollaba varias actividades de carácter diocesano, no dejaba de atender a las personas en el confesionario, catequesis, "escuelas dominicales", al tiempo que se dedicaba a acompañar a diversos grupos en necesidad espiritual.
Peregrinó a Roma ya la Tierra Santa, dejándose impresionar de modo especial por las tumbas de Pedro y Pablo y Santo Sepulcro y Calvario.
Admirando de modo particular a la Compañía de Jesús y llamándose a sí mismo "Jesuíta por afecto", entró en el noviciado de la Compañía en Granada e hizo los primeros votos el 12 de octubre de 1908; trabajó después en Sevilla, donde desarrolló gran actividad apostólica; después de tres años en Manresa (Barcelona), volvió a Madrid donde, el 2 de febrero de 1917, emitió los votos perpetuos.
Madrid fue el nuevo campo de apostolado , siendo buscado por muchas personas , que atrajo por su predicación, porque vivía lo que predicaba . Su lema era: " Haz lo que Dios quiere y quiere lo que Dios hace." Organizó y orientó diversas misiones populares en Madrid. Yo quería fundar un instituto, "Los Discípulos de San Juan", pero fue impedido de hacerlo, aceptar la prohibición en estas palabras: " Yo no busco otra cosa que . El cumplimiento de la santa voluntad de Dios"
Presionó su muerte y se despidió de sus amigos. Debilitado en su salud por el inmenso trabajo realizado, fue transferido a Aranjuez, para allí reposar. Pero era todo para terminar y José María exclamó: "Señor, si quieres que me lleve ahora, estoy listo." Murió el 2 de mayo de 1929. En Madrid, todo el mundo dijo: "murió un santo" . Por eso, miles de personas acudían a su funeral; sus restos mortales fueron trasladados a la casa Profesa de Madrid, en 1953.
Juan Pablo II lo beatificó el 6 de octubre de 1985 en una ceremonia celebrada en Roma y canonizó en Madrid en 2003, donde desarrolló gran parte de su ministerio y acción sacerdotales y pastorales.
Los actos tendrán lugar en la Iglesia de San Francisco de Borja, en cuyo claustro se encuentra el Sepulcro con los restos del Padre Rubio, y comenzarán el sábado a partir de las 10 de la mañana con la Celebración de la Eucaristía y Ofrenda floral ante sus los Santos restos, con participación de las parroquias, hermandades, asociaciones y grupos relacionados con su obra y vida de fe.
Para facilitar la participación de los devotos de Dalías y de toda la provincia, la Hermandad ha organizado un viaje para los días 25-26 de octubre, con salida inicial de la peregrinación desde Dalías a las 1;00 de la madrugada del día 25, y vuelta el domingo día 26 tras el almuerzo del domingo. El precio del viaje es de 130.-euros e incluye alojamiento en habitación doble en Hotel Convención 4*, almuerzos del sábado y domingo, desayuno del domingo y visita a Chinchón. Las inscripciones y pago se realizarán en Joyería Ana de Dalías.
El encuentro tendrá lugar el próximo sábado día 25 de octubre, con la celebración de una Eucaristía en la iglesa San Francisco de Borja de Madríd a las 10 de la mañana y a continuación tendrá lugar una ofrenda floral ante el sepulcro en el claustro de dicha iglesia, donde reposan sus santos restos y son venerados por numerosos fieles que diariamente lo visitan.
La hermandad daliense tiene ya confirmada su asistencia con grupos de peregrinos, las parroquias de Chinchón, Estremera, de la Ventilla y San Francisco de Borja de Madrid capital, las de Celín y Dalías, su pueblo natal, así como miembros de la Obra de las Marías de los Sagrarios, que fundó el Padre Rubio en Madrid y continúa activa después de mas de cien años. Han confirmado también su presencia los discípulos de San Juan, la Guardía de Honor, la Hermandad de San Isidro de Madrid y de la Virgen del Mar de Almería en Madrid, así como hermandades de Dalías que se desplazarán para participar en este encuentro. Colaborará también la Policía local de Madrid, con varios efectivos que velarán por la seguridad de los peregrinos.
Desde Dalías, la parroquia y hermandad han organizado la peregrinación que saldrá el día 25 a las 1 de la mañana, recogiendo en el trayecto a las personas inscritas en El Ejido y Almería, si bien aún hay plazas para participar en este viaje.
Los peregrinos de Dalías, después del acto de la mañana, llegarán al hotel Convención de Madrid, donde se alojarán, teniendo la tarde libre para poder disfrutar de la cultura que ofrece la capital de España. El domingo día 26 el grupo realizará una visita al pueblo de Chinchón, primer lugar donde estuvo el Padre Rubio tras ser ordenado sacerdote. Allí celebrarán la misa dominical con esa comunidad parroquial, pudiendo asistir a la exposición “Tesoros de Clausura” y disfrutar de la oferta turística y gastronómica que ofrece, en especial su típica Plaza Mayor y degustar su famoso anís. Después del almuerzo, los peregrinos emprenderá camino de regreso.
Con esta iniciativa el sepulcro de San José María Rubio vuelve a convertirse en punto de encuentro de dalienses que peregrinan a Madrid y familiares o amigos que residente en la ciudad y participan juntos en los actos de esta hermandad, que además con ellos conmemora también el X Aniversario de la Canonización del Padre Rubio, en el acto que tuvo lugar en la plaza de Colón de Madrid el 4 de mayo de 2003, oficiado por el Papa Juan Pablo II, y además prepara los actos que el año que viene conmemorarán el 150 aniversario de su nacimiento en Dalías.
En 1875, tras aprobar el examen de ingreso en Berja, se matriculó en el Instituto; un año más tarde decidió, a sugerencia de un tío suyo que era canónigo, ingresar en el Seminario de Almería, donde estudió un año de Humanidades y otro de Filosofía, destacando por su buen humor. A la muerte de su tío (1879) se trasladó a Granada para continuar los estudios eclesiásticos. En esta ciudad le apadrinó y protegió su profesor, el canónigo Joaquín Torres Asensio, del que dependerá 21 años, hasta la muerte de éste. Al trasladarse Joaquín a Madrid, José María marchó con él y en el Seminario diocesano de Madrid terminó sus estudios, ordenándose sacerdote el 24-IX-1887. Un mes más tarde cantó su primera misa en la colegiata de San Isidro y lo hizo en el altar en el que San Luis Gonzaga sintió su vocación a la Compañía de Jesús. De inmediato se le nombró coadjutor de la parroquia de Chinchón durante nueve meses, donde comenzó su trabajo con los más pobres y necesitados, a la vez que empezó a tener fama de santo.
De Chinchón pasó a Estremera, cerca de Guadalajara, como párroco, y continuó adquiriendo gran fama como hombre bueno, que se caracteriza por una vida de intensa oración y ayuda a pobres y enfermos, dando cuanto tenía a los demás. Antes de que amaneciera, corría el joven sacerdote a la iglesia parroquial para orar y dedicaba largas horas a la catequesis. Débil de carácter y muy generoso, apenas se preocupaba de los asuntos económicos. Se dejó convencer por su protector, en contra de su voluntad, para presentarse a oposiciones de canónigo de Madrid y suspendió, pero se quedó en la capital de España como profesor de latín del Seminario.
En 1897 obtuvo el grado de doctor en Derecho Canónico en Toledo, grado que se guardó en el bolsillo sin mostrarlo nunca a nadie, sino para el ejercicio de su oficio de notario en la Vicaría de Madrid. En esta época confió en secreto a sus amigos su deseo de ser jesuita, que no pudo realizar por deferencia a Joaquín. Cayó enfermo, lo que le obligó a dejar la docencia y fue destinado como capellán de las religiosas Bernardas, en la iglesia del Sacramento, hoy sede de la Vicaría Castrense. Comenzó a trabajar con los más pobres en los barrios populares de Madrid, con obreras, impartiendo catequesis y enseñando oración, colaborando con las religiosas reparadoras e, incluso, buscó trabajo a los traperos.
En 1906 murió su protector, Joaquín Torres, y, tras su muerte, se sintió libre para realizar su sueño de ingresar en la Compañía de Jesús, incorporándose al noviciado de Granada. No se había hecho jesuita antes por respeto a su protector, que se oponía. Concluido el noviciado, estudió durante un año Teología y tuvo una experiencia pastoral en Sevilla. Tras la tercera probación en Manresa, sus superiores le destinaron a Madrid, a la Casa Profesal, donde pasará el resto de su vida. Su extraordinaria actividad apostólica, desde la residencia de la calle de la Flor, le hizo enseguida ser buscado y admirado por todo el mundo, a pesar de su sencillez, su aire un poco retraído y de carecer de las cualidades humanas de sus brillantes compañeros, que no acertaban a explicarse el éxito de José María Rubio. Humanamente hablando, su elocuencia era un desastre, pero sus sermones cautivaban a la gente. Sus actividades se multiplicaban: Guardia de Honor, Apostolado de la Oración, Marías de los Sagrarios, escuelas, misiones, confesionario, consultas, monasterios, predicación, publicaciones y mil actividades. Su lugar preferido de apostolado serían las calles y suburbios de Madrid; sus predilectos, los más pobres; y su método, contar también con la eficacia humana. Incorporado definitivamente a la Compañía con sus últimos votos (2-II-1917), no obtuvo el grado de profeso de cuatro votos de los jesuitas, sino el de coadjutor espiritual. No hizo valer que era doctor en Derecho Canónico, ni habló nunca de esta humillación, debido a que no había hecho el examen ad gradum que exigía la orden para pertenecer al grupo selecto de los profesos de cuatro votos.
Siendo él encargado de la dirección de la Guardia de Honor, cuyo fin era propagar el culto y devoción al Sagrado Corazón de Jesús, disfrutó de su máximo logro: que en mayo de 1919 el rey Alfonso XII consagrara el Sagrado Corazón en el cerro de los Ángeles. Toda su vida se basó en este sencillo lema: “Hacer lo que Dios quiere y querer lo que Dios hace”. El confesionario y el púlpito fueron los pivotes sobre los que giró todo su trabajo apostólico. Adquirió gran fama como predicador y aún más como confesor, teniendo una grandísima aceptación entre los fieles que formaban largas colas ante su confesionario. Su oratoria era sencilla y natural, limpia y digna, pero siempre impregnada de fervores que trasmitía a sus oyentes. Por su incansable y duro bregar en las tareas apostólicas mereció el sobrenombre de Apóstol de Madrid, como lo calificó el obispo Leopoldo Eijo Garay y con el que popularmente se le conocía. Era una persona sencilla y profunda al mismo tiempo, de temperamento retraído, serio y hasta tímido. En 1904 peregrinó a Tierra Santa, un viaje de profunda emoción religiosa.
En la capital de España su fama de hombre santo que gozaba de dones místicos no dejó de crecer, pero su principal labor siguió ejerciéndola en los barrios más pobres, principalmente en la Ventilla, donde los movimientos revolucionarios encendían ya a la clase obrera. Fundó escuelas, predicó la palabra de Dios y formó cristianos comprometidos con los más necesitados. Fue consejero de Luz Casanova, fundadora de las Apostólicas de Jesús. Esta profusa vida y sus labores terminarían por deteriorar su salud, agotándolo físicamente. A finales de abril de 1929 fue trasladado enfermo al noviciado de Aranjuez, muriendo el 2 de mayo.
Tras la muerte, en 1944, se le atribuye oficialmente el primer milagro. En 1953 su cuerpo es trasladado desde el cementerio de Aranjuez a Madrid, a la iglesia de los jesuitas de la calle Serrano. En 1945 se inició el proceso que a la postre llevaría a su santificación. Por decreto (12-I-1984) de Juan Pablo II, en reconocimiento a la heroicidad de sus virtudes, le declaró Venerable y, el 6-X-1985, le proclamó Beato. Finalmente, en mayo de 2003, el Papa lo santificó en Madrid, siendo el primer santo de Almería. Con motivo de la canonización, la Diputación de Almería le concedió, a título póstumo, la medalla de oro de la provincia. En su pueblo natal, Dalías, la alcaldesa le ofrecía la medalla de oro y brillantes de la localidad y le otorgaba el título de Daliense Universal en 1985.
Es digno de destacar la devoción que existe por San José María, en Dalías, fruto de la cual ha surgido la Venerable Hermandad Sacramental del Padre Rubio, cuyo objetivo primero y principal es la difusión de su vida y obra. En la iglesia parroquial de la localidad existe una capilla dedicada al santo y un oratorio en su casa natal.
Pero hoy queremos ayudarles a conocer cuáles fueron las 3 curaciones más impactantes y que han sido oficialmente calificadas de Milagros en nombre del padre Rubio, sucedieron por orden cronológico en Dalías, su lugar de nacimiento, Aranjuez, donde falleció y Madrid, la ciudad por la cual el padre Rubio siempre tuvo un gran amor.
Para su canonización dieron fe 33 testigos oculares y se tuvieron en cuentan las 3 curaciones milagrosas contadas anteriormente.
El 4 de Mayo del 2003 fue canonizado en Madrid por el Papa Juan Pablo ll.